- ¿Sabes por qué me fije en ti? Porque eras la tía
con la sonrisa pegada en la cara, la que nunca estaba triste ni se enfadaba,
parecías la persona más feliz del mundo. Para mí eras como un soplo de aire
fresco. Parecía que nada ni nadie podía hacerte daño, que llevabas una armadura
invisible que hacía que los problemas te resbalasen, te juro que lo pensé.
Entonces tú decidiste dejarte querer, te desprendiste de tu armadura solo
delante de mí. Y descubrí que estabas rota por dentro, que los problemas hacían
que cada noche al acostarte lloraras un poquito, que las ganas de fiesta eran
en realidad ganas de no estar en casa, que tu sonrisa a veces era forzada. Pero
había una cosa en la que no me había equivocado, eras feliz. Porque daba igual
que la vida te diera palos, que te dio, tu te levantabas cada mañana con una
sonrisa en la boca y cantando una canción. Y todo empezó a ir tan bien que
aprendí a diferenciar tus sonrisas de verdad con tus sonrisas pintadas, aprendí
a callar y abrazarte cuando solo necesitabas llorar, aprendí a aprovechar cada
segundo de mi vida como si fuera el último, como hacías tú. Y fue entonces
cuando me di cuenta de que estaba completamente enamorado de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario