Hoy
decidí que mi sonrisa no podía depender de la tuya. Y que si tú no estabas ahí
para sujetarme yo me iba a levantar igual. Porque no puedes dejar tu felicidad
colgando de las manos de otra persona. Porque el ser humano es malo y cruel,
pero también cobarde. Y puede huir dejándote tirada, pisoteada y arrinconada. Y
si se lleva tu felicidad ya no te queda nada, nada de nada. Podría echarte toda
la culpa a ti, por no tener el valor de dar un paso al frente, levantar la
cabeza y decir te quiero solo a ti.
Pero no lo voy a hacer, porque si tú eres cobarde, yo lo soy el doble, soy como ese perro que se va con la cola entre
las piernas. Que ya no sé si hoy será un punto de inflexión o mañana me volveré
a levantar diciendo que te quiero con cada centímetro de mi ser. No lo sé, y
tampoco sé si me importa.
2 comentarios:
es precioso, de veras lo es :)
Jo, no veas la ilusión que me hace que digas eso... Muchísimas gracias :)
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